domingo, 7 de diciembre de 2014

La Inmaculada Concepción de la Virgen María.

 Ya en el siglo II saludaba san Ireneo en la Madre de Jesús a la nueva Eva. Pero fue dentro del segundo milenio cuando poco a poco fue apercibiéndose la Iglesia del depósito revelado referente a la Inmaculada Concepción de María.

 El Papa Pío IX la proclamó solemnemente el 8 de diciembre de 1854. Hacía casi cuatro siglos que el papa Sixto IV había extendido la fiesta de la Concepción Inmaculada de María a toda la Iglesia de Occidente (1483)

Himno I:

De Adán el primer pecado
No vino en vos a caer;
Que quiso Dios preservaros
Limpia como para él.

De vos el Verbo encarnado
Recibió humano ser,
Y quiere toda pureza
Quien todo puro es también.

Si Dios autor de las leyes
Que rigen la humana grey,
Para engendrar a su madre
¿no pudo cambiar la ley?

Decir que pudo y no quiso
Parece cosa cruel,
Y, si es todopoderoso,
¿con vos no lo habrá de ser?

Que honrar al hijo en la madre
Derecho de todos es,
Y ese derecho tan justo,
¿Dios no lo debe tener?

Porque es justo, porque os ama,
Porque vais su madre a ser,
Os hizo Dios tan purísima
Como Dios merece y es. Amén.

II

Eva nos vistió de luto,
De Dios también nos privó
E hizo mortales;
Mas de vos salió tal fruto
Que puso en paz y quitó
Tantos males.

Por Eva la maldición
Cayó en el género humano
Y el castigo;
Mas por vos la bendición 
fue, y a todos dio la mano
Dios amigo.

Un solo Dios trino y uno
A vos hizo sola y una:
Más perfecta
Después de Dios no hay ninguna,
Ni es a Dios persona alguna
Más acepta.

¡Oh cuánto la tierra os debe!
Pues que por vos Dios volvió
La noche en día,
Por vos, más blanca que nieve,
El pecador alcanzó
Paz y alegría. Amén.

III

Ninguno del ser humano
Como vos se pudo ver;
Que a otros les dejan caer
Y después les dan la mano.

Mas vos, Virgen, no caíste
Como los otros cayeron,
Que siempre la mano os dieron
Con que preservada fuiste.

Yo, cien mil veces caído;
Os suplico que me deis
La vuestra y me levantéis
Porque no quede perdido.

Y por vuestra concepción,
Que fue de tan gran pureza,
Conserva en mí la limpieza
Del alma y del corazón,

Para que de esta manera
Suba con voz a gozar
Del que solo puede dar
Vida y gloria verdadera.
 Amén.

Oración:

 Padre, la boca se nos llena de cantares y el corazón rebosa de alegría, porque se acerca el nacimiento de tu Hijo, que levantó del sueño a los pastores y sobresaltó a los poderosos. Pero sobretodo llenó de gozo a su Madre María, que había vivido un adviento de nueve meses. Ella, sencilla como la luz, clara como el agua, pura como la nieve y dócil como una esclava, concibió en su seno la Palabra. Concédenos que, a imitación suya, seamos siempre dóciles al evangelio de Jesús y así celebremos en verdad de fe la Pascua de su nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

 Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Relatos de la Biblia: la historia del profeta Elias.

 Como en la antigüedad, la situación actual del pueblo de Dios es de continua persecución de las fuerzas del mal (baal* para aquella época), hacia la Santa Iglesia, que representa al pueblo de Dios. El maligno utiliza a menudo las debilidades de los Hombres para confundirlos y seducirlos, con la ayuda de ídolos y falsos profetas. 

 Pero Dios es mucho más grande y poderoso, además está lleno de infinito amor hacia nuestra golpeada humanidad, que sufre todo tipo de ataques, pero que al seguir al Dios Todopoderoso, implica llevar su señal con la frente bien en alto, pase lo que pase en nuestras cortas vidas, siendo valientes y decididos en la Fe y en las obras que Él nos pide  que hagamos, así fue y así quedo el legado del profeta Elias: el mensaje de que con amor a Dios y Fe todo se puede sortear.   


sábado, 15 de noviembre de 2014

Axel & Abel Pintos / Somos Uno (2014)

Mensajes de la Virgen de Medjugorje.

Mensaje del 25 de octubre de 2014.

 “Queridos hijos, orad en este tiempo de gracia y pedid la intercesión de todos los santos que ya están en la luz. Que ellos sean un ejemplo y un estímulo día tras día en el camino de vuestra conversión. Hijitos, sed conscientes de que vuestra vida es breve y pasajera. Por eso anhelad la eternidad y preparad vuestros corazones en la oración. Yo estoy con vosotros e intercedo ante mi Hijo por cada uno de vosotros, especialmente por aquellos que se han consagrado a mí y a mi Hijo. ¡Gracias queridos hijos míos por haber respondido a mi llamada!

Mensaje del 2 de noviembre de 2014

 “Queridos hijos, estoy con vosotros con la bendición de mi Hijo, con vosotros que me amáis y procuráis seguirme. Yo también deseo estar con vosotros, con los que no me aceptáis. A todos os abro mi Corazón lleno de amor y os bendigo con mis manos maternas. Soy una Madre que os comprende. He vivido vuestra vida y he experimentado vuestros sufrimientos y alegrías. 

 Vosotros que vivís el dolor, comprendéis mi dolor y sufrimiento por aquellos hijos míos que no permiten que los ilumine la luz de mi Hijo, por mis hijos que viven en la oscuridad. Por eso os necesito a vosotros, a vosotros que habéis sido iluminados por la luz y que habéis comprendido la verdad. Os invito a adorar a mi Hijo, para que vuestra alma crezca y alcance una verdadera espiritualidad.

 Entonces, apóstoles míos, de esa manera me podréis ayudar. Ayudarme significa: orar por aquellos que no han conocido el amor de mi Hijo. Al orar por ellos, vosotros demostráis a mi Hijo que lo amáis y lo seguís. Mi Hijo me ha prometido que el mal nunca vencerá, porque aquí estáis vosotros, almas de los justos; vosotros que procuráis decir vuestras oraciones con el corazón; vosotros que ofrecéis vuestros dolores y sufrimientos a mi Hijo; vosotros que comprendéis que la vida es solamente un abrir y cerrar de ojos; vosotros que anheláis el Reino de los Cielos. Todo eso os hace a vosotros mis apóstoles y conduce al triunfo de mi Corazón.

 Por eso hijos míos purificad vuestros corazones y adorad a mi Hijo. ¡Os doy las gracias!”

Comentario:

 “El fin de todas las cosas está cercano. Sed, pues, sensatos y daos con seriedad a la oración. Ante todo, amaos profundamente unos a otros, pues el amor cubre multitud de pecados” (1Pe, 7-8)

 ¿Pensamos que nuestra vida va a durar para siempre? Nuestra vida es pasajera, dura un instante. Nos preocupamos por tantas cosas irrelevantes. A menudo, descuidamos la más importante de todas: Dios.

 No tenemos demasiado tiempo para dejarnos convertir por la palabra, el tiempo es breve como nuestras vidas. Por eso nuestros corazones deben buscar con prontitud unirse al autor de la vida. Dios nos acompaña en cada acontecimiento de nuestra historia, no nos abandona nunca. Somos nosotros quienes le olvidamos y lo sustituimos por “nuestras cosas”: el dinero, conseguir la última novedad tecnológica, el coche más increíble, la casa más grande, vivir la aventura más sensual, una afición, una persona o grupo de personas (…) todo cosas pasajeras, caducas.

 Lo que es realmente fundamental es el amor de Dios. No podemos caer en la idolatría y sustituir a Dios por dioses pequeños. No podemos buscar sustitutos a Dios, no podemos esconderlo o escondernos de Él. Únicamente si oramos, si estamos en relación con el Dios de la vida podemos romper con nuestros ídolos. La idolatría es una tentación siempre presente en nuestras vidas como lo fue en el pueblo de Israel. La oración es una preparación para unirnos a Dios, es la medicina que nos aleja del pecado, de la idolatría. Es una preparación para la eternidad. “A mi parecer no es otra cosa, la oración sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. (Santa Teresa de Jesús)

 Realmente Dios es nuestro Padre y amigo, y con un amigo se habla cada día, frecuentemente. No tenemos un amigo con el que nunca hablemos. Y, claro, la consecuencia de esa relación es el amor a los hermanos, la presencia de Dios tiene como consecuencia encontrarlo en los hermanos. Es como la Santa Misa que no se acaba nunca, se prolonga en la vida. Esa prolongación de la Misa y del amor de Dios lo da la oración.

Videntes de Medjugorje.
 Nuestra vida es breve, el fin está cercano, debemos encontrarnos con el Señor ahora para la eternidad, ahora para que nuestra vida sea para siempre. ¡Estemos, pues, con Aquel que sabemos nos ama y amémoslo! No dejemos pasar más tiempo. No podemos postergar más nuestra conversión, puede llamarnos hoy el Señor. “Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo; sólo el Padre” (Mt. 24, 36)

 Por eso es necesario estar siempre atentos, siempre preparados. “Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor” (Mt. 24, 42). No hay excusas, no podremos decir que no lo sabíamos. El Señor nos lo ha advertido, no para vivir con miedo, para vivir en oración, junto a Él. Viviendo de esta forma no podemos temer a la muerte. “Oh muerte, yo no sé quién puede temerte, ya que por ti, la vida se abre para nosotros” (San Pío de Pietrelcina).

 “Al ver tanta gente, sintió compasión de ellos, porque estaban vejados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor” (Mt. 9, 36). Cristo se compadece de la gente. Nosotros, a menudo, tenemos el corazón tan duro que no pensamos en nadie, solo en nosotros mismos. Nos acabamos creyendo el centro del mundo y no nos damos cuenta de que nada quedará de nosotros, nada salvo el amor.

 Tener compasión significa sufrir con el hermano, saber ponerse en su lugar, tener empatía dirán los psicólogos. Cristo siente compasión y actúa. Nosotros ¿hacemos lo mismo? Nos dejamos dominar por el egoísmo, por nuestros miedos. Egoísmo que nos hacer no mirar, no sentir, pensar en nuestras pobres vidas. Miedo a lo diferente, a no perder nuestro estatus, a la crítica. Ser cristiano significa abandonarse en el Señor. “Los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras” (San Ignacio de Antioquía)

 Las obras son fruto del amor, de la oración del estar ‘con Cristo, con Él y en Él’. Si no damos ejemplo sirviendo a los pobres, a los enfermos, a los que pasan por cualquier sufrimiento, ¿qué hacemos? La Gospa hace referencia continua a la oración y, como consecuencia, a la acción, al testimonio de nuestras vidas. La Eucaristía, la lectura de la palabra de Dios, el ayuno, el rezo del santo Rosario, la confesión, todo nos lleva a ser testimonios de la luz del Señor. ¡Como lo fueron los santos! “Nosotros predicamos a un Dios bueno, comprensivo, generoso y compasivo. Pero, ¿lo predicamos también a través de nuestras actitudes? Si queremos ser coherentes con lo que decimos, todos deben poder ver esa bondad, ese perdón y esa comprensión en nosotros”. (Madre Teresa de Calcuta)


Padre Ferran J. Carbonell.

domingo, 26 de octubre de 2014

Consagración de la Familia a los Sagrados Corazones de Jesús y María.

Santísimos corazones de Jesús y María,
unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas,
y nuestras familias a Vosotros.
Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener,
con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que Os disteis.
Qué nuestro hogar sea lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo
sean dados libremente a todos.
Qué nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.
Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos.


Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
qué la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.
Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
qué Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.

Amén.

martes, 14 de octubre de 2014

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

 La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.

 El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz.  Santa Margarita  escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." Con estas palabras, Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón.

 La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

lunes, 13 de octubre de 2014

Apariciones y mensajes de la Virgen de Fátima en Portugal (1917)

 Desde el 13 de mayo de 1917 la Sma. Virgen María se apareció por seis veces en Fátima (Portugal) a tres pastorcitos: Lucía, Francisco y Jacinta. En un hermoso libro titulado "Memorias de Lucía" (cuya lectura recomendamos) la que vio a la Virgen cuenta todos los detalles de esas apariciones.

El 13 de mayo se produjo el siguiente diálogo:

- ¿De dónde es su merced?

- Mi patria es el cielo.

- ¿Y qué desea de nosotros?

- Vengo a pedirles que vengan el 13 de cada mes a esta hora (mediodía). En octubre les diré quién soy y qué es lo que quiero.

- ¿Y nosotros también iremos al cielo?

- Lucía y Jacinta sí.

- ¿Y Francisco?

 Los ojos de la aparición se vuelven hacia el jovencito y lo miran con expresión de bondad y de maternal reproche mientras va diciendo:

- El también irá al cielo, pero antes tendrá que rezar muchos rosarios.

Y la Sma. continuó diciéndoles:

- ¿Quieren ofrecerse al Señor y estar prontos para aceptar con generosidad los sufrimientos que Dios permita que les lleguen y ofreciéndolo todo en desagravio por las ofensas que se hacen a Nuestro Señor?

- Sí, Señora, queremos y aceptamos.

Con un gesto de amable alegría, al ver su generosidad, les dijo:

- Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá.

Segunda aparición: 13 de Junio de 1917.

 La Sma. Virgen le dice a los tres niños: "Es necesario que recen el rosario y aprendan a leer".

 Lucía le pide la curación de un enfermo y la Virgen le dice: "Que se convierta y el año entrante recuperará la salud".

 Lucía le suplica: "Señora: ¿quiere llevarnos a los tres al cielo?".

- Sí a Jacinta y a Francisco los llevaré muy pronto, pero tú debes quedarte aquí abajo, porque Jesús quiere valerse de ti para hacerme amar y conocer. El desea propagar por el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.

 Videntes de Fátima.- ¿Y voy a quedarme solita en este mundo?

- ¡No hijita! ¿Sufres mucho? Pero no te desanimes, que yo no te abandonaré. Mi corazón inmaculado será tu refugio y yo seré el camino que te conduzca a Dios.

Tercera aparición: 13 de julio de 1917.

 Ya hay 4,000 personas. Nuestra Señora les dice a los videntes: "Es necesario rezar el rosario para que se termine la guerra. Con la oración a la Virgen se puede obtener la paz. Cuando sufran algo digan: ‘Oh Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores’".

 La Virgen abrió sus manos y un haz de luz penetró en la tierra y apareció un enorme horno lleno de fuego, y en él muchísimas personas semejantes a brasas encendidas, que levantadas hacia lo alto por las llamas volvían a caer gritando entre lamentos de dolor. Lucía dio un grito de susto. Los niños levantaron los ojos hacia la Virgen como pidiendo socorro y Ella les dijo:

 - ¿Han visto el infierno donde van a caer tantos pecadores? Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Si se reza y se hace penitencia, muchas almas se salvarán y vendrá la paz. Pero si no se reza y no se deja de pecar tanto, vendrá otra guerra peor que las anteriores, y el castigo del mundo por sus pecados será la guerra, la escasez de alimentos y la persecución a la Santa Iglesia y al Santo Padre. Vengo a pedir la Consagración del mundo al Corazón de María y la Comunión de los Primeros Sábados, en desagravio y reparación por tantos pecados. Si se acepta lo que yo pido, Rusia se convertirá y vendrá la paz. Pero si no una propaganda impía difundirá por el mundo sus errores y habrá guerras y persecuciones a la Iglesia. Muchos buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho. Varias naciones quedarán aniquiladas. Pero al fin mi Inmaculado Corazón triunfará.

 Y añadió Nuestra Señora: Cuando recen el Rosario, después de cada misterio digan: "Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".

Cuarta aparición: Agosto 1917.

 La 4ª. Aparición no fue posible el 13 de agosto, porque en este día el alcalde tenía prisioneros a los 3 niños para tratar de hacerlos decir que ellos no habían visto a la Virgen. Aunque no lo logró. La aparición sucedió unos días después.

 La Sma. Virgen les dijo en la 4ª. Aparición: "Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores. Tienen que recordar que muchas almas se condenan porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellas". (El Papa Pío XII decía que esta frase era la que más le impresionaba del mensaje de Fátima y exclamaba: "Misterio tremendo: que la salvación de muchas almas dependa de las oraciones y sacrificios que se hagan por los pecadores).

 Desde esta aparición los tres niños se dedicaron a ofrecer todos los sacrificios posibles por la conversión de los pecadores y a rezar con más fervor el Rosario.

Quinta aparición: 13 de Septiembre 1917.

 Ya hay unas 12,000 personas. Nuestra Señora les recomienda a los videntes que sigan rezando el Rosario y anuncia el fin de la guerra. Lucía le pide por varios enfermos. La Virgen le responde que algunos sí curarán, pero que otros no, porque Dios no se confía de ellos, y porque para la santificación de algunas personas es más conveniente la enfermedad que la buena salud. E invita a todos a presenciar un gran milagro el próximo 13 de octubre.

Sexta y última aparición. 13 de octubre de 1917.

 En este día hay 70,000 personas. La aparición dice a los tres niños: "Yo soy la Virgen del Rosario. Deseo que en este sitio me construyan un templo y que recen todos los días el Santo Rosario".

 Lucía les dice los nombres de bastantes personas que quieren conseguir salud y otros favores muy importantes. Nuestra Señora le responde que algunos de esos favores serán concedidos y otros serán reemplazados por favores mejores. Y añade: "Pero es muy importante que se enmienden y que pidan perdón por sus pecados".

 Y tomando un aire de tristeza la Sma. Virgen dijo estas sus últimas palabras de las apariciones: QUE NO OFENDAN MAS A DIOS QUE YA ESTA MUY OFENDIDO (Lucía afirma que de todas las frases oídas en Fátima, esta fue la que más le impresionó).

 La Sma. Virgen antes de despedirse señaló con sus manos hacia el sol y entonces los 70,000 espectadores presenciaron un milagro conmovedor, un espectáculo maravilloso, nunca visto: la lluvia cesó instantáneamente (había llovido desde el amanecer y era mediodía) las nubes se alejaron y el sol apareció como un inmenso globo de plata o de nieve, que empezó a dar vueltas a gran velocidad, esparciendo hacia todas partes luces amarillas, rojas, verdes, azules y moradas, y coloreando de una manera hermosísima las lejanas nubes, los árboles, las rocas y los rostros de la muchedumbre que allí estaba presente. De pronto el sol se detiene y empieza a girar hacia la izquierda despidiendo luces tan bellas que parece una explosión de juegos pirotécnicos, y luego la multitud ve algo que la llena de terror y espanto.

 Ven que el sol se viene hacia abajo, como si fuera a caer encima de todos ellos y a carbonizarlos, y un grito inmenso de terror se desprende de todas las gargantas. "Perdón, Señor, perdón", fue un acto de constricción dicho por muchos miles de pecadores. Este fenómeno natural se repitió tres veces y duró diez minutos. No fue registrado por ningún observatorio astronómico porque era un milagro absolutamente sobrenatural.

 Luego el sol volvió a su sitio y los miles de peregrinos que tenían sus ropas totalmente empapadas por tanta lluvia, quedaron con sus vestidos instantáneamente secos. Y aquel día se produjeron maravillosos milagros de sanaciones y conversiones.

 Y nosotros queremos recordar y obedecer los mensajes de la Sma. Virgen en Fátima: "Rezar el Rosario, hacer oración y sacrificios por la conversión de los pecadores y NO ofender más a Dios, que ya esta muy ofendido".

sábado, 23 de agosto de 2014

Evangelio del día: según San Mateo 23,1-12.

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; 
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. 

 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. 

 Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente. 
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. 

 A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". 

 Comentario del Evangelio por Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul. Discursos ascéticos, 1ª serie, nº 34.

«El que se humille será ensalzado»

    Aquel que reconoce sus propios pecados... es más grande que aquel que, por su oración, resucita a los muertos. Aquel que gime durante una hora por su alma es más grande que el que abraza al mundo por su contemplación. Aquel a quien se le ha dado ver la verdad sobre sí mismo, es más grande que aquel a quien le ha sido dado ver a los ángeles.

jueves, 24 de julio de 2014

Evangelio del día: según San Mateo 13,10-17.

 En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?". El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 

 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 

 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. 

 Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron." 

«Muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros»

 Comentario del Evangelio por San Pedro Crisólogo (c.406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia - Sermón 147; PL 52, 594-596.

    Desde que Dios ha visto que el mundo estaba trastornado por el temor, ha puesto en acto su amor para llamarlo de nuevo a sí, su gracia para invitarlo, su ternura para abrazarlo. En tiempo del diluvio... llama a Noé para engendrar un mundo nuevo, lo alienta con dulces palabras, pone en él su familiar confianza, le instruye con bondad sobre el presente y con su gracia le consuela sobre el porvenir... Le ayuda en su trabajo y encierra en el arca lo que había de ser germen del mundo entero, a fin de que el amor a su alianza alejara de él el temor...

 Después Dios llama a Abraham de entre las naciones, engrandece su nombre y le hace padre de los creyentes. Le acompaña en su camino, le protege en país extraño, le colma de riquezas, le honra con victorias, le asegura con promesas, le arranca de las injusticias, le consuela en su hospitalidad y le maravilla con un nacimiento inesperado a fin de atraerle por la gran dulzura del amor divino; así le enseña a... adorar a Dios amándolo y ya no más temblando.

 Más tarde, a través de sueños, Dios consuela a Jacob en su huida. Al regresar le provoca al combate y, durante la lucha, le estrecha entre sus brazos a fin de que ame al padre de los combates y ya no le tema más. Después llama a Moisés y le habla con amor de padre para invitarle a liberar a su pueblo.

    En todos estos acontecimientos, la llama de la caridad divina ha abrasado el corazón de los hombres..., y estos, con el alma herida, han comenzado a desear ver a Dios con sus ojos de carne... El amor no se conforma con no ver al que ama. ¿No es cierto que todos los santos han considerado como cosa sin importancia todo lo que podían obtener a no ser el ver a Dios?... Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado viniendo a los hombres a través de un hombre. Se ha encarnado entre nosotros para ser visto por nosotros.

martes, 22 de julio de 2014

Evangelio del día: "La parabola del sembrador" (Según San Mateo 13,1-9)

 Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. 

 Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar. 

 Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. 

 Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. 

 Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. 
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!". 

«¡El que tenga oídos, que oiga!»

   Un sembrador se fue a echar la semilla y una parte cayó al borde del camino, pero vinieron las aves y se la comieron, otra parte cayó en tierra buena. Tres partes se perdieron, una sola fructificó. Pero el sembrador no cesó de cultivar el campo. Le basta que una parte se conserve para no dejar su trabajo. En este momento es imposible que el grano que yo echo en  medio de un auditorio tan numeroso deje de germinar. Si no todos escuchan, una tercera parte sí que escucha. Si no es una tercera parte será una décima. Si incluso no llega a una décima parte, si hay uno sólo que escucha en esta asamblea numerosa, no dejaré de hablar.

    No es pequeña cosa la salvación de una sola oveja. El Buen Pastor dejó las noventa y nueve para correr tras la oveja descarriada. (Lc 15,4) No podría despreciar a ninguna. Incluso si no hubiera más que uno que escucha, siempre sería un ser humano, un ser tan querido por Dios. Aunque fuera un esclavo, no lo despreciaría, porque busco el valor personal y no la condición social, busco al hombre. Aunque no hubiera más que uno, siempre sería el hombre, aquel por quien fueron creados el sol, el aire, los manantiales y el mar, enviados los profetas, dada la Ley. Por el ser humano, el Hijo único de Dios se hizo hombre. Mi Señor se inmoló, su sangre ha sido derramada por el hombre y yo ¿sería capaz de menospreciar a quien fuera?...

  No, no dejaré de sembrar la palabra aunque nadie escuchara. Soy médico, ofrezco mis remedios. Tengo que enseñar, tengo que instruir porque está escrito: «Te he constituido centinela de Israel.» (Ez 3,17)

jueves, 17 de julio de 2014

El Evangelio del día: “El Hijo del hombre es dueño del sábado” (San Mateo 12,1-8)

 Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. 

 Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado". 

 Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él, ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? 

 ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta? 

 Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. 

 Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. 
Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado". 

 Comentario del Evangelio por Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo.

 Homilía sobre el Libro de los Números, n° 23 (SC 29)

“El Hijo del hombre es dueño del sábado”

    No vemos que las palabras del Génesis: "el sábado Dios descansó de sus obras" se hayan cumplido en este séptimo día de la creación, ni tampoco se cumplan hoy. Vemos a Dios trabajando siempre. No hay sábado en el que Dios deje de trabajar, ningún día en el que "no salga su sol sobre buenos y malos y caiga la lluvia sobre justos e injustos", donde "no crezca la hierba sobre las montañas y las plantas estén al servicio de los hombres"…, donde no haga "nacer y morir". 

    Así, el Señor responde a los que lo acusaban de trabajar y de curar en sábado: "mi Padre está trabajando ahora, y yo también trabajo" Mostraba así que, en este mundo, no hay sábado en que Dios deje de velar por el mundo y por el destino del género humano… En su sabiduría creadora no deja de ejercer sobre sus criaturas su providencia y su benevolencia "hasta el fin del mundo". Pues el verdadero sábado donde Dios descansará de todos sus trabajos, será el mundo futuro, cuando "dolor, tristeza y gemidos desaparecerán”, y Dios lo será "todo en todos".

(Referencias bíblicas: Gn 2,2; Mt 5,45; S. 146,8; 1Sm 2,6; Jn 5,17; Mt 28,20; Is 35,10 LXX; Col 3,11)

miércoles, 16 de julio de 2014

Santoral del día: San Alejo Mendigo - Siglo V.

 Era hijo de un rico senador romano. Nació y pasó su juventud en Roma. Sus padres le enseñaron con la palabra y el ejemplo que las ayudas que se reparten a los pobres se convierten en tesoros para el cielo y sirven para borrar pecados. Por eso Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuanto dinero conseguía, y muchas otras clases de ayudas, y esto le traía muchas bendiciones de Dios.

 Pero llegando a los veinte años se dio cuenta de que la vida en una familia muy rica y en una sociedad muy mundana le traía muchos peligros para su alma, y huyó de la casa, vestido como un mendigo y se fue a Siria.

 En Siria estuvo durante 17 años dedicado a la adoración y a la penitencia, y mendigaba para él y para los otros muy necesitados. Era tan santo, que la gente lo llamaba "el hombre de Dios". Lo que deseaba era predicar la virtud de la pobreza y la virtud de la humildad. Pero de pronto, una persona muy espiritual contó a las gentes, que este mendigo tan pobre, era hijo de una riquísima familia, y él por temor a que le rindieran honores, huyó de Siria y volvió a Roma.

 Llegó a casa de sus padres en Roma a pedir algún oficio, y ellos no se dieron cuenta de que este mendigo era su propio hijo. Lo dedicaron a los trabajos más humillantes, y así estuvo durante otros 17 años durmiendo debajo de una escalera, y aguantando y trabajando hacía penitencia, y ofrecía sus humillaciones por los pecadores.

 Y sucedió que al fin se enfermó, y ya muribundo mandó llamar a su humilde covacha, debajo de la escalera, a sus padres, y les contó que él era su hijo, que por penitencia había escogido aquél tremendo modo de vivir. Los dos ancianos lo abrazaron llorando y lo ayudaron a bien morir.

 Después de muerto empezó a conseguir muchos milagros en favor de los que se encomendaban a él. En Roma le edificaron un templo y en la Iglesia de Oriente, especialmente en Siria, le tuvieron mucha devoción.

 La enseñanza de la vida de San Alejo es que para obtener la humildad se necesitan las humillaciones. La soberbia es un pecado muy propio de las almas espirituales, y se le aleja aceptando que nos humillen. Aún las gentes que más se dedican a buenas obras tienen que luchar contra la soberbia , porque si la dejan crecer les arruinará su santidad. La soberbia se esconde aún entre las mejores acciones que hacemos, y si no estamos alerta, esteriliza nuestro apostolado. 

 Un gran santo reprochaba una vez a un discípulo por ser muy orgulloso, y este le dijo: "Padre, yo no soy orgulloso". El santo le respondió: "Ese es tu peor peligro, que eres orgulloso, y no te das cuenta de que eres orgulloso".

 La vida de San Alejo, sea para nosotros, una invitación a tratar de pasar por esta tierra sin buscar honores ni alabanzas vanas, y entonces se cumplirá en cada uno aquello que Cristo prometió: "El que se humilla, será enaltecido".

 Dijo Jesús: "Los últimos serán los primeros. Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos". (Mt. 5)

martes, 13 de mayo de 2014

Aniversario de la santa aparición de la Santísima Virgen de Fátima.

 Hoy es el 97° aniversario (1917-2014) de la aparición de la Santísima Virgen de Fátima en Portugal. Ruega por nosotros pecadores, Santa Madre de Dios. Nos dejastes una jaculatoria que resume todo en pocas palabras: "Oh, Jesús mio, perdona nuestros pecados, libramos del fuego del infierno, lleva a toda las almas al cielo, especialmente a las más necesitas de tu misericordia, amén".



Breve historia de las apariciones en Fátima, Portugal:

 El domingo 13 de mayo de 1917, los tres niños fueron a pastorear sus ovejas como de costumbre, a un lugar conocido como Cova da Iria, cerca de su pueblo natal de Fátima en Portugal. Lucía describió haber visto, en una encina, a una mujer «más brillante que el sol», vestida de blanco, con un manto con bordes dorados y con un rosario en las manos, que les pidió que retornaran el mismo día y a la misma hora durante cinco meses consecutivos, encomendándoles el rezo del rosario. Francisco declaró no escuchar, ni hablar con la Señora, sino solo verla. Asombrados, corrieron de regreso a su pueblo y lo dijeron a todos, pero muchos de sus habitantes, —incluyendo los padres de Lucía—, no les dieron crédito. En cambio, los padres de Jacinta y Francisco les creyeron y resguardaron en todo momento.

 Los niños informaron más apariciones que tuvieron lugar el día trece de los meses de junio y julio. Desde la segunda aparición en junio, declararon que se les habría anunciado las prontas muertes de Jacinta y Francisco, las que de hecho sucedieron en menos de tres años.

 En los mensajes que los niños transmitían, la Virgen exhortaba al arrepentimiento, a la conversión y a la práctica de la oración y la penitencia como camino de reparación por los pecados de la Humanidad. Paulatinamente, los niños experimentaron una transformación profunda, basada en la práctica de la oración y de ejercicios de piedad. Como forma de disciplinarse, los niños comenzaron a llevar cordones apretados alrededor de la cintura y a realizar distintas obras de penitencia o mortificación.

 Algunos de los mensajes transmitidos por los niños presagiaban guerras y calamidades en el mundo. Según el relato de Lucía, el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima les fue confiado a los niños el llamado «secreto de Fátima», dado a conocer en su totalidad por la Santa Sede durante el pontificado de Juan Pablo II. Después del relato de la tercera aparición que incluyó la revelación del «secreto de Fátima», los niños fueron secuestrados por mandato del alcalde de Vila Nova de Ourém y sometidos a castigos físicos con el objetivo de que revelaran el contenido de ese mensaje.


 En posteriores retornos los niños fueron seguidos por miles de personas que se concentraban en el lugar. Entre las recomendaciones, según los testimonios de los niños, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Rosario para la conversión de los pecadores y del mundo entero. La Virgen también habría pedido la construcción de una capilla en el lugar, capilla que fue el germen del actual santuario.