viernes, 22 de noviembre de 2013

La Iglesia ortodoxa sufre persecución en Siria y el cristianismo allí corre serio peligro.

 En medio de la guerra que sacude Siria, más de 60 monasterios e iglesias han quedado destruidos, a lo que se suman numerosos casos de atrocidades contra cristianos, denuncia Riad Haddad, el embajador de Siria en Rusia.

 Si bien la guerra siria es ya una de las mayores tragedias de los últimos tiempos y afecta a toda la población del pais, parece que los cristianos sufren más que otros en medio de la espiral de violencia.

 Siria fue una de las primeras regiones donde Pablo de Tarso empezó a difundir el cristianismo, que siempre desempeñó un papel crucial en la vida cultural del país. Sin embargo, ahora el patrimonio cristiano sirio está siendo devastado, con más de 60 monasterios e iglesias cristianos destruidos por los rebeldes islamistas radicales, según denuncia Haddad. 


 En septiembre de 2013 se registró un combate encarnizado en torno a Malula, un poblado antiguo que se considera un verdadero reducto del cristianismo, ya que sus habitantes siguen hablando el arameo, la lengua de Cristo. Si bien después de duras batallas los militares lograron desalojar a los rebeldes de Malula, las destrucciones sufridas por el poblado son muy graves. 

 Un mes más tarde, en octubre de 2013, los rebeldes profanaron catedrales y asesinaron a 40 personas en un pueblo cristiano de Saad. 

 Durante los ultimos días los barrios cristianos de Damasco, la capital del país, están siendo sacudidos por fuego de morteros y más de 50 granadas. 

 Pero a los daños sufridos por el patrimonio histórico se une el drama de la tragedia humanitaria. Según Haddad, muchos de los 70.000 cristianos que se han visto obligados a dejar sus casas, se han refugiado en otros países, donde reciben apoyo de comunidades cristianas de todas las confesiones. El embajador sirio en Rusia agradece en nombre de su pueblo la constante ayuda dispensada por la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Sociedad Ortodoxa Imperial Palestina.

sábado, 16 de noviembre de 2013

"La física cuántica demuestra que hay vida después de la muerte".

 Hay vida después de la muerte, y la muerte es una ilusión creada por nuestra conciencia. Un científico estadounidense ha encontrado pruebas de esta teoría en la física cuántica.

 "Creemos que la vida es solo la actividad del carbono y una mezcla de moléculas; vivimos un tiempo y después nos pudrimos bajo tierra", escribió el doctor en medicina Robert Lanza, citado por el diario británico 'Daily Mail'. 

 Este profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte argumentó que los humanos creemos en la muerte porque "nos han enseñado a creer que morimos"; es decir, nuestra conciencia asocia la vida con el cuerpo, y sabemos que el cuerpo muere.

 Su teoría, denominada 'biocentrismo' o 'universo de la biocéntrica', explica que la muerte no puede ser tan terminal como creemos. Según esta teoría, la biología y la vida originan la realidad y el universo, y no a la inversa. 

 De eso se desprende que la conciencia determina la forma y el tamaño de los objetos del universo. 

 Para dar un ejemplo, Lanza se centra en cómo percibimos el mundo que nos rodea. Una persona ve el cielo azul y le dicen que ese color es el 'azul', "pero se pueden cambiar las células de su cerebro para que vea el cielo de color verde o rojo". 

 Nuestra conciencia da sentido al mundo y puede ser alterada para cambiar nuestra interpretación. Desde el punto de vista de la biocéntrica, el espacio y el tiempo no se comportan de manera tan rígida ni tan rápida como nos presenta nuestra conciencia. 

 Si aceptamos la teoría de que el espacio y el tiempo simplemente son 'herramientas de nuestra mente', entonces la muerte y la idea de la inmortalidad existen en un mundo sin límites espaciales ni lineales.  

 Los físicos teóricos creen que hay una cantidad infinita de universos en los que diversas variaciones de personas y situaciones existen y ocurren simultáneamente. 

 Lanza afirma que todo lo que puede suceder sucede en algún momento en todos estos 'multiversos' (los múltiples universos posibles), lo que significa que la muerte no puede existir "en un sentido real". 

 Según Lanza, que participó en los primeros experimentos de clonación, cuando morimos nuestra vida se convierte en una "flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso". 

 Para corroborar su teoría, el científico citó un experimento conocido como 'experimento de la doble rendija', que demuestra que la percepción humana participa en el comportamiento de la materia y la energía.  


viernes, 1 de noviembre de 2013

Cómo nace la celebración del Día de Todos los Santos.

 El Día de Todos los Santos es una tradición católica instituida en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. 

¿Cómo surgió esta tradición católica?

 La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquia en el Domingo antes de Pentecostés.

 También se menciona este día en común en un sermón de San Efrén el Sirio en 373. En un principio solo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueran asignando gradualmente, y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios de 411 había en el Calendario caldeo de los cristianos orientales una “Commemoratio Confessorum” para el viernes. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagró el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario.


 Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre. Gregorio IV extendió la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX.

¿Qué es un Santo en realidad?

 La Iglesia Católica los identifica como aquellos que dedicaron con gran esfuerzo que su vida sea lo más agradable posible ante los ojos del Señor.

 Para ser santo se tiene que ser canonizado por el Sumo Pontífice, luego de haberse corroborado su participación en milagros de rango admirable, y por llevar una vida fácilmente comprobable como heroica. Realmente este título amerita el estudio profundo del estilo de vida del aspirante con la finalidad de determinar si fue realmente ejemplar, y de esta manera ser declarado primeramente Siervo de Dios. Si además se considera que posee virtudes heroicas se declara Venerable.

 Seguidamente, si es partícipe de algún milagro científicamente inexplicable se declara como beato. Y si luego se conoce de algún nuevo milagro por el cual se haya intercedido, se declara por el Papa como Santo. Además de ser un procedimiento riguroso, el mismo puede tardar hasta más de 100 años de ejecución para la proclamación de un Siervo de Dios como Santo. Incluso se dice que existen muchos Santos que no han sido canonizados y que la celebración de este día es especialmente dedicada a ellos.