Pongo en tus manos, las de Nuestro Señor Jesucristo y en Nuestra venerada y Santisima Madre, la virgen María.
Con el alma confundida, pero predispuesta y penitente de tu siervo...
Para que iluminada por el Espiritu Santo
Se libere de las ataduras del mal, que por el poder de tu infinito amor sea liberada cual cadena ata a un reo.
Te pido perdón por el mal (pecado) que cometí y que por tu divina voluntad nos conduzcas por la senda del bien, que tantos frutos da a los designios de tu plan divino.
Amén.
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